miércoles, julio 12, 2006

POR DONDE EMPEZAR?

Para las personas que realmente buscan a Dios, que sienten una necesidad grande de encontrarlo para poder sentirlo profundamente en su vida, la pregunta básica que debe ser respondida es: Por donde empezar?

Mi experiencia podrá aclararles en algo este punto, y de lo que he podido ver en otras cientos de personas que conozco, y que en algún rincón de su corazón sienten que necesitan de Dios, pero no saben dónde o cómo encontrarlo.

Cuando yo era niño me auto denominaba un ATEO. Y la razón era simplemente que nunca nadie me había hablado de Dios. Mis padres, católicos por tradición, nunca tuvieron la necesidad de explicarme sobre Dios o Jesús. Y de hecho, cuando tenía alguna interrogante normal en los niños sobre el tema, las respuestas eran muy evasivas.

Pero al pasar el tiempo me fui dando cuenta de que Dios si existe. Sea por pequeños “milagros” o “coincidencias”, pude percibir que había un ente superior que supervisa nuestras vidas, y que se va dando modos para guiarnos y ayudarnos a seguir el camino.

Entonces empecé a buscar el cómo llegar a Dios. Fui a seminarios de los Chacras y Tai – Chi, y si bien aprendí muchas cosas interesantes y entendí de la relación que existe entre nuestro cuerpo, nuestro espíritu, la naturaleza, y la energía de Dios, realmente nunca me sentí conectado con Dios, como yo quería y procuraba.

Luego decidí buscar a Dios donde la mayoría de la gente de nuestro país (Ecuador) lo hace, es decir en la Iglesia católica. Iba a misa frecuentemente, inclusive entre semana, rezaba, atendía a los sermones que eran dictados por los Padres, inclusive hice la Primera Comunión, claro, como una obligación previa a mi matrimonio, pero nuevamente el vacío me invadía, y no podía efectivamente encontrar a Dios en mi vida.

Un gran amigo mío me regaló una Biblia y la leí casi en su totalidad. La verdad es que casi no entendí nada, sino solamente los contextos históricos, y muy pocas enseñanzas claramente establecidas en ella.

Mire algunos programas de televisión que hablaban de Dios, y escuché por la radio muchos segmentos de orden espiritual, pero aunque me emocionaba temporalmente con sus contenidos, finalmente mi vida volvía a ser la misma, y por ende, mi necesidad por encontrar a Dios salía a flote.

Hasta que finalmente un día, otro buen amigo me contó que él estaba asistiendo a un grupo Cristiano de oración y estudio Bíblico, y después de contarme su historia, me invitó a asistir al mismo. Fui lleno de dudas, pero sentía que no tenía nada que perder, al fin y al cabo había intentado de todo y no había encontrado la respuesta.

Estos “locos” cantaban música de Dios, pasaban adelante y contaban sus testimonios de cómo Dios y Jesucristo habían cambiado sus vidas, mejorado sus matrimonios, la relación con sus hijos, sus vidas financieras, etc. etc. etc. Luego se dictó una charla sobre la aplicación de ciertos preceptos bíblicos y cómo esto puede beneficiar a nuestra vida, lo cual se llama “Teoterapia”, es decir, la terapia de Dios que podemos usar para cambiar nuestra vida.

Y finalmente escuche lo que había buscado tanto tiempo..... Qué tenemos que hacer para hacer que Dios entre en nuestras vidas, y que sea para siempre?!

Para esto nos contaron sobre lo que un día dijo Jesús: "Mira, yo estoy en la puerta y llamo; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré a su casa y cenaremos juntos" (Apocalipsis 3:20). En conjunto con esta hermosa verdad está la aseveración en el evangelio de Juan que dice "Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios" (San Juan 1:12).

La clave del éxito está entonces en “Invitar” o “recibir” a Cristo y a Dios a que “entren” en nuestras vidas. Y esto debemos hacerlo con todo nuestro corazón y con nuestra cabeza! Con la certeza y la fe de que Dios no miente, Dios no engaña, Dios no falla, y por lo tanto, aquello que dice en Su Palabra, tiene que ser verdad.

Dios nos ama tanto que nos da el famoso “libre albedrío”, y es por eso que Él espera que nosotros lo busquemos y lo invitemos a entrar a nuestras vidas, para permitirse obrar en nosotros y en nuestra vida. Sin esto Él no lo hará.

Esta es una decisión totalmente personal. Nadie puede obligarnos a recibir a Cristo en nuestro corazón. Inclusive podemos engañarnos a nosotros mismos y a otros haciéndoles creer que sí lo hemos hecho, pero la verdad es que si no tomamos esta decisión de forma conciente, de todo corazón, con nuestra alma enfocada en ello, entonces no tendrá efecto alguno.

Inclusive si le preguntamos a la gente: “Usted tiene a Dios y a Cristo en su vida y en su corazón”? Seguro que todos nos dirán que sí. Que por supuesto. Y si les preguntamos desde cuando? La respuesta seguro será algo como: desde siempre.

Pero como podemos ver, según lo que dicen los pasajes Bíblicos indicados anteriormente, esto no puede ser verdad. Uno “recibe” a Cristo cuando le “abre la puerta” y esto significa una acción puntual, real, producto de una decisión personal muy profunda.

Y bueno... obviamente que lo hice. Le pedí a Dios que entre a mi vida, que la maneje, que la corrija, y que por su intermedio me bendiga a mi a y mi familia. Y desde entonces debo decirles que mi vida ha cambiado profundamente. Ahora siento que Dios está siempre conmigo, tanto en los buenos momentos, como en aquellos que podemos considerar malos. Siento su apoyo constante, su amor infinito, su paz increíble, mi vida es más estable, segura y con un verdadero sentido, y me siento realmente feliz de haberlo encontrado y tenerlo en mi corazón.

Así que, yo te invito a que tú des el paso más importante de tu vida. Invita a Dios a tu corazón y cambia tu vida para siempre. Da el paso de fe, créele a Él! Hazlo ahora mismo!!! Hazlo en voz alta!!!

Si quieres, puedes usar esta Oración como modelo, o si quieres puedes usar tus propias palabras, pero lo importante es que lo hagas:

“Señor Jesucristo, Yo te necesito realmente en mi vida. Reconozco que Tú moriste por mis pecados. En este día yo te pido que entres en mi vida como mi Señor y mi Salvador, y hagas de mi la persona que Tú quieres que yo sea.”

Amén.

2 Comments:

At 7:07 p. m., Anonymous Anónimo said...

A mi me sucede exactamente lo mismo. Quiero y necesito que Dios este en mi vida. Pienso en el, rezo y doy gracias por todo lo que tengo pero siento que aún me falta algo.....

El domingo 7/marzo fui a una misa cátolica, donde por primera vez en mi vida no senti ganas de salir corriendo. Este domingo no fui, puedo decir que por que estaba cansada, desvelada, no habia visto a mi esposo....pero la verdad es que no entiendo por que no me termina de nacer ir y escuchar.

En fin aún tengo mucho que leer, entender y aprender.

 
At 9:44 a. m., Anonymous Anónimo said...

muy buena esta enceñanza debemos cada dia aprender mas y buscar mas de la sabiduria de dios

 

Publicar un comentario

<< Home