lunes, octubre 02, 2006

La pasión de conocer a Dios

En la página de encontacto.org, encontramos en la meditación diaria lo siguiente:

La pasión de conocer a Dios

Como cristianos, nuestra pasión debe centrarse en conocer a Dios por medio de Su Hijo Jesucristo (Juan 14:9). ¿Cómo es esa clase de deseo ardiente?

Primero, tendremos el anhelo de conocer al Salvador. Jesús se describió a Sí mismo como el Buen Pastor, el Pan de Vida, y la Vid Verdadera. Él nos invita a descubrir quién es Él en cada aspecto de Su persona. El estar satisfechos, el descansar en lo que ya sabemos, no tiene cabida en la vida cristiana.

Segundo, demostraremos un firme compromiso con el Señor, que influirá en nuestras finanzas, trabajo, amistad y hogar. El desarrollar una relación íntima con Dios, es una labor de toda una vida.

Tercero, nuestra mayor prioridad será conocer a Cristo (Juan 6:29) y amarlo (Marcos 12:30). Si Él tiene el primer lugar en nuestros corazones, desearemos tener momentos de quietud con Él, que nos resultarán maravillosos. Nuestros días girarán en torno a recibir y a obedecer Sus instrucciones. La oración consistirá tanto en oírle como en hablarle.

Finalmente, cualquier deseo que interfiera con, o suplante nuestro ferviente anhelo de conocer al Salvador, será desechado. El apartarnos del pecado y de las cosas mundanas nos parecerá un precio muy pequeño a pagar, en comparación con las bendiciones de caminar íntimamente con Dios.

A medida que mantengamos un deseo intenso y un compromiso firme de conocer a Dios, de darle siempre el primer lugar, y de sustituir nuestros deseos por los Suyos, nuestra pasión por Él crecerá. ¿Qué ve usted cuando se mira en su espejo “espiritual”: a un creyente fervoroso o a uno tibio?