lunes, julio 23, 2007

EL PAN DE CRISTO

Esto me llegó por mail. Me gustó mucho. Se los copio.


EL PAN DE CRISTO

El siguiente es el relato verídico de un hombre llamado Víctor. Al cabo de meses de encontrarse sin trabajo, se vio obligado a recurrir a lamendicidad para sobrevivir, cosa que detestaba profundamente.

Una fría tarde de invierno se encontraba en las inmediaciones de un clubprivado cuando observó a un hombre y su esposa que entraban al mismo. Víctor le pedía al hombre unas monedas para poder comprarse algo de comer.Lo siento, amigo, pero no tengo nada de cambio replicó éste. La mujer, queoyó la conversación, preguntó: -¿Qué quería ese pobre hombre? -Dinero para una comida. Dijo que tenía hambre -respondió su marido. -Lorenzo, no podemos entrar a comer una comida suntuosa que no necesitamos y ¡Dejar a un hombre hambriento aquí afuera! -¡Hoy en día hay un mendigo en cada esquina! Seguro que quiere el dineropara beber. -¡Yo tengo un poco de cambio! Le daré algo.

Aunque Víctor estaba de espaldas a ellos, oyó todo lo que dijeron.Avergonzado, quería alejarse corriendo de allí, pero en ese momento oyó laamable voz de la mujer que le decía: -Aquí tiene unas monedas. Consígase algo de comer. Aunque la situación estádifícil, no pierda las esperanzas.

En alguna parte hay un empleo para usted. Espero que pronto lo encuentre.

-¡Muchas gracias, señora! Me ha dado usted ocasión de comenzar de nuevo y meha ayudado a cobrar ánimo. Jamás olvidaré su gentileza.

-Estará usted comiendo el pan de Cristo. Compártalo -dijo ella con una cálida sonrisa dirigida más bien a un hombre yno a >un mendigo. Víctor sintió como si una descarga eléctrica le recorriera el cuerpo.Encontró un lugar barato donde comer, gastó la mitad de lo que la señora lehabía dado y resolvía guardar lo que le sobraba para otro día. Comerá el pande Cristo dos días. Una vez más, aquella descarga eléctrica corría por suinterior. ¡El pan de Cristo!

-¡Un momento! -pensó-. No puedo guardarme el pan de Cristo solamente para mímismo. Le parecía estar escuchando el eco de un viejo himno que habíaaprendido en la escuela dominical. En ese momento pasó a su lado un anciano.

-Quizás ese pobre anciano tenga hambre y pensó-. Tengo que compartir el pande Cristo.

-Oiga -exclamó Víctor-. ¿Le gustaría entrar y comerse una buena comida? El viejo se dio vuelta y lo miró con descreimiento.

-¿Habla usted en serio, amigo? El hombre no daba crédito a su buena fortunahasta que se sentó a una mesa cubierta con un hule y le pusieron delante unplato de guiso caliente. Durante la cena, Víctor notó que el hombre envolvía un pedazo de pan en suservilleta de papel.

-¿Está guardando un poco para mañana? -le preguntó. -No, no. Es que hay un chico que conozco por donde suelo frecuentar. La ha pasadomal últimamente y estaba llorando cuando lo dejé. Tenía hambre. Le voy a llevar el pan. El pan de Cristo. Recordó >nuevamente las palabras de la mujer y tuvo laextraña sensación de que había un tercer Convidado sentado a aquella mesa.

Alo lejos las campanas de una iglesia parecían entonar a sus dos el viejohimno que le había sonado antes en la cabeza. Los dos hombres llevaron elpan al niño hambriento, que comenzó a engullírselo. De golpe se detuvo yllamó a un perro, un perro perdido y asustado.

-Aqui tienes, perrito. Te doy la mitad -dijo el niño. El pan de Cristo. Alcanzará también para el hermanocuadrúpedo. El niño había cambiado totalmente de semblante. Se puso de piey comenzó a vender el periódico con entusiasmo.

-Hasta luego -dijo Víctor al viejo-. En alguna parte hay un empleo para usted. Pronto dará con el. No desespere. ¿Sabe? -su voz se tornó en unsusurró -. Esto que hemos comido es el pan de Cristo. Una señora me lo dijo cuandome dio aquellas monedas para comprarlo. El futuro nos deparará algo bueno!

Al alejarse el viejo, Víctor se dio vuelta y se encontró con el perro que leolfateaba la pierna. Se agachó para acariciarlo y descubrió que tenía uncollar que llevaba grabado el nombre del dueño. Víctor recorrió el largo camino hasta la casa del dueño del perro y llamó ala puerta. Al salir éste y ver que había encontrado a su perro, se puso contentísimo.

De golpe la expresión de su rostro se tornó seria. Estaba por reprocharle a Víctor que seguramente había robado el perro paracobrar la recompensa, pero no lo hizo. Víctor ostentaba un cierto aire de dignidad que lo detuvo. En cambio dijo:- >> -En el periódico vespertino de ayer ofrecí una recompensa. Aquí tiene! Víctor miró el billete medio aturdido.

-No puedo aceptarlo -dijo quedamente-. Solo quería hacerle un bien al perro.-Téngalo! Para mi lo que usted hizo vale mucho más que eso. Le interesará un empleo? Venga a mi oficina mañana. Me hace mucha falta unapersona íntegra como usted.

Al volver a emprender Víctor la caminata por la avenida, aquel viejo himnoque recordaba de su niñez volvió a sonarle en el alma. Se titulaba "Parte el Pan de Vida"...

"NO OS CANSEIS DE DAR, PERO NO DEIS LAS SOBRAS, DAD HASTA SENTIRLO, HASTAQUE DUELA". QUE EL SEÑOR NOS CONCEDA LA GRACIA DE TOMAR NUESTRA CRUZ Y SEGUIRLO, AUNQUEDUELA. AHORA, SI LO DESEAS, COMPARTE ESTO CON LOS DEMAS EL PAN DECRISTO.....YO YA LO HICE. ESPERO QUE SIRVA DE ALGO EN TU VIDA... QUE DIOS LES BENDIGA...!!!

Léelo en silencio, por favor ES MUY CORTITO Y EFECTIVO

Señor Jesús: "Te amo mucho, te necesito para siempre, y estás en lo másprofundo de mi corazón, bendice con tus néctares corporales, a mi familia,mi casa, mi hogar, mi empleo, mis finanzas, mis sueños, mis proyectos y amis amigos".